La cena, con un menú del día que combina platos clásicos con un toque familiar, fue espectacular. La atención de María hizo que me sintiera como en casa, y el ambiente acogedor de la casa restaurada era perfecto tras un largo día.

Pero las habitaciones, aunque cómodas, eran un poco pequeñas. Sin embargo, eso no apagó el encanto del lugar.

El lugar es encantador y acogedor, pero la calefacción no funcionaba bien en la habitación. Ideal para descansar tras largas caminatas como el senderismo.

La atención al detalle era increíble y

cada rincón del hotel estaba decorado con un estilo encantador. María y su madre eran muy acogedoras, lo que hizo que mi estancia fuera muy agradable. Sin embargo, la habitación tenía algunas moscas, lo que resultó un poco molesto. A pesar de eso, la comida y el servicio fueron excepcionales.

la habitación tenía unas moscas que resultaron molestas, pero me sorprendió lo atentas que fueron las dos marías, además la comida era buena y a buen precio. el lugar es acogedor y tiene una atmósfera familiar.

Wi-fi rápido y buena comida, pero no hay área de juegos para niños.

Recomiendo para quienes buscan tranquilidad

Tuve una experiencia muy especial, la hija de las propietarias me trajo el periódico local para que me entretuviera. refrescaron mi ropa sin cobrarme, solo porque eran pocas cosas y querían ayudar.

No fue barato, pero vale la pena.

decoración bonita, ambiente acogedor, habitaciones limpias

Pagué 10€ de más por un error de la propietaria que fue molesto. Las habitaciones son demasiado pequeñas y el ruido del bar debajo es insoportable, dificultando el descanso. La falta de ventilador en las habitaciones es un gran inconveniente!!!

La amabilidad de María y su madre nos hizo sentir como en casa, las camas eran cómodas y la cena casera estaba deliciosa, especialmente la fabada. Además, el entorno era muy tranquilo y rural, con un pequeño riachuelo que lo hacía aún más encantador.

La calefacción no funcionaba adecuadamente en las habitaciones, y el baño era un poco pequeño.

la atención personalizada que te hace sentir como en casa al lado de un arroyo encantador

María y su madre son muy acogedoras, haciéndote sentir como en familia. Las camas son cómodas y el restaurante sirve una comida excepcional, cada bocado es un deleite. Además, la ubicación es perfecta justo antes de la subida, ofreciendo unas vistas preciosas del entorno. Un lugar ideal para descansar después de una larga caminata.

Tuvimos una estancia maravillosa, María, su madre y Marta nos hicieron sentir como en casa. La decoración era encantadora y la comodidad de las camas nos permitió descansar bien. La cena y el desayuno estaban riquísimos, todo casero y fresco.

Para los padres de familia estaría bien contar con un área de juegos para los niños.

Casa Do Ferreiro, La Fragua es un lugar realmente encantador. La decoración tiene bonitos detalles familiares que le dan un toque único. La atención de María es excepcional, y nos hicieron sentir como en casa. Además, las habitaciones tienen todo lo necesario, incluidas sábanas y toallas, lo que fue un gran alivio después de un largo día de caminata. ¡La comida también es maravillosa!

Lo puedo recomendar.

* Encanto rural
* Atención impecable
* Comida deliciosa

* Calefacción insuficiente
* Baño pequeño

Una ubicación rural encantadora, con una cena casera deliciosa y un ambiente hogareño. Las camas eran cómodas y el trato de María y su madre fue excepcional, como para querer quedarme a vivir. ¡Todo muy chulo!

Me mataron las moscas en la habitación, pero bueno, ¡es el campo!

La cena era exquisita y el ambiente acogedor, ideal para recuperarse después de un día largo. María y su madre son muy atentas y hasta nos ofrecieron llevarnos a nuestro punto de partida del Camino, un gesto muy considerado.

El baño era un poco pequeño y podría ser más calefaccionado.